jueves, 11 de junio de 2009

¿Cómo Se Diagnostica el Retraso Mental?


El retraso mental se diagnostica observando dos cosas. Estas son:

• La habilidad del cerebro de la persona para aprender, pensar, resolver problemas, y hacer sentido del mundo (ésto se llama funcionamiento intelectual);

• Si acaso la persona tiene las destrezas que él o ella necesita para vivir independientemente (ésto se conoce como conducta adaptiva o funcionamiento adaptivo). El funcionamiento intelectual (también conocido como el coeficiente de inteligencia, o “IQ” en inglés) es generalmente medido por medio de una prueba llamada prueba de coeficiente de inteligencia. La medida promedio es 100. Se cree que las personas que sacan menos de 70 a 75 tienen retraso mental.

Para medir la conducta adaptiva, los profesionales estudian lo que el niño puede hacer en comparación a
otros niños de su edad. Ciertas destrezas son importantes para la conducta adaptiva. Estas son:

• Las destrezas de la vida diaria, tales como vestirse, ir al baño, y comer;

• Las destrezas para la comunicación, tales como comprender lo que se dice y poder responder;

• Destrezas sociales con los compañeros, miembros de la familia, adultos, y otras personas. Para diagnosticar el retraso mental, los profesionales estudian las habilidades mentales de la persona (inteligencia) y sus destrezas adaptivas. Ambos son destacados en la definición de retraso mental en el cuadro de más abajo. Esta definición viene del Acta para la Educación de Individuos con Discapacidades (“Individuals with Disabilities Education Act,” o IDEA). IDEA es una ley federal que sirve para guiar las escuelas en la manera de proporcionar servicios de intervención temprana y de educación especial y servicios relacionados a los niños con discapacidades.
Los servicios para ayudar a individuos con retraso mental han resultado en una nueva comprensión de cómo definimos el retraso mental. Después del diagnóstico inicial, estudiamos las potencialidades y debilidades de la persona. Estudiamos también la cantidad de apoyo o ayuda que la persona necesita para llevarse bien en la casa, en la escuela, y en la comunidad. Este enfoque nos da una visión realística de cada individuo. También sirve para reconocer que la “visión” puede cambiar. En tanto crece y aprende la persona, su habilidad para llevarse bien en el mundo también aumenta.

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